Welcome Hellhounds!!

— Vulcan dijo que yo no podía matarlo — murmuró Nanini al lado mío.

La miré, conmocionada por sus palabras.

— Sé que es difícil Nanini, pero Max es un buen tipo — le susurré a ella.

Ella me puso los ojos en blanco y luego camino a la sala para acompañar a Chax, quien estaba tratando de ayudar a Raven. Max continúo bajando las escaleras, finalmente encontrándome abajo.

— ¿Cómo estás? — preguntó con un toque de preocupación en su voz.

— Estoy bien, considerando las circunstancias. Pero viva es mejor — respondí.

Él asintió y echó un vistazo dentro de la sala.

— Es difícil. Ella no quiere hacer nada conmigo — murmuró, pasando su mano sobre su cara.

Solo entonces note lo exhausto que se veía.

— Todo estará bien. Ella solo necesita tiempo para acostumbrarse — dije, mientras ponía una mano sobre su brazo, tratando de darle algo de ánimo.

Me dio una sonrisa tensa.

— ¿Quién es la niña? — preguntó, caminando hacia la puerta de salida, parando solo para observarlos.

— Un hellhound perdido que encontramos. La dejaron atrás durante los ataques. Un real dolor en el trasero — repliqué, caminando para apoyarme contra el marco de la puerta.

Sus cejas se dispararon hacia arriba.

— Eso no es bueno — dijo, moviéndose más cerca para verla.

Esperaba que se refiriera a la parte del dolor en el culo, porque si es así yo estaba de acuerdo. 

Permanecí donde estaba, mirando todo el alboroto sobre Raven. Chax y Max la bombardearon a preguntas. Aparentemente, su padre le dijo que corriera, y ella lo hizo. Cuando finalmente volvió a casa, descubrió que ellos se habían ido. Completamente sola, ella vivió en las calles, hasta que corrió hacia un demonio. Su hellhound respondió y ella se convirtió en un Caído. Desde ahí, ella prácticamente pateó trasero hasta que la encontramos.

— ¡Tú! — exclamó Raven apuntándome.

Solo la miré sin ninguna consideración por su furia. Ahora, en la luz, podía verla claramente. Ella era una chica pequeña con el cabello negro cortado a lo Bob y nariz puntiaguda. Pero, lo que más me quitaba el aliento, eran sus ojos. Ojos verde esmeralda, brillaban con rabia.

Wow, eso era loco.

— ¡Tú apestas! — continuó despotricando.

— Nada nuevo por aquí — respondí con una sonrisa.

Ella voló hacia arriba y Max la agarró, manteniéndola abajo.

— ¡Te voy a patear el trasero! — me gritó.

Claramente no nos estábamos llevando bien.

— Genial, otra fiera — dijo Max, empujándola abajo.

Chax asintió mientras Nanini sonreía.

— Ella me agrada — comentó Nanini, sonriéndome a mí.

 Tenía el presentimiento de que iba a lamentar haber encontrado a esta chica.

— Cálmate, Raven — la tranquilizó Chax mientras disparaba una mirada de desaprobación en mi dirección.

¿Por qué está siendo tan bueno con ella? Él no había sido amable conmigo.

Un extraño sentimiento me golpeó y antes de que lo supiera, había dado un paso hacia donde estaba ella. La cabeza de Chax se levantó y voló para bloquearme el camino.

— Cálmate. Ve a ver cómo están los otros — dijo tenso, despidiéndome.

Echando fuego por los ojos hacia él, me di la vuelta y salí de ahí.

¡¿Cómo se atreve a ser tan agradable con ella cuando conmigo era un total imbécil?!

Alcanzando el pasillo, me golpeó con un sentimiento de paz.

¡Argh! ¡Odio esto!

Él siempre estaría atrapado en alguna parte dentro de mí. Alcance la cocina y me detuve, mi respiración se quedó atrapada en mi garganta. Caim y la hellhound que mató a Ryan, estaban en el mostrador y sonreían mientras hacían sándwiches. Su oscuro pelo rojo estaba colgando por su espalda, moviéndose con sus movimientos.

Sentí furia mezclada con culpa. Se mezclaron juntos dentro de mi estómago, dejándome ligeras nauseas.

No estaba lista para esto.

Me di la vuelta, tratando de escaparme silenciosamente.

— Kas — dijo Caim detrás de mí y me detuve.

Demonios, demasiado para un escape.

Me di la vuelta hacia ellos lentamente y los encontré mirándome. Los ojos de ella hablaban fuerte y claro. Su mirada estaba llena de maldad, como si me quisiera muerta.

— Hola — dije con voz ronca.

Caim la miró, poniendo una mano en su hombro. Sus ojos como dagas se volvieron suaves y lo miro, una sonrisa expandiéndose por su rostro.

Okay, claramente necesito irme.

Me moví para irme de la habitación otra vez, cuando Caim hablo, deteniendo mi avance de nuevo.

— Kas, déjame presentarte a Zurita. Ustedes no se han conocido apropiadamente dado todo … — dijo, farfullando su presentación sin final.

Denme toda la maldita responsabilidad por la muerte de Ryan y la tierra siendo condenada.

Seee, esa soy yo.

Poniendo cara de valiente, me gire a enfrentarlos.

— Hola — la saludé, pero no intenté sacudir su mano.

— Hola, Kas. Es agradable conocerte finalmente bajo mejores circunstancias — dijo, devolviéndome el saludo.

Seee, suponía que eso como que bastaría.

— Encantada de… um conocerte también — respondí.

Caim miro de la una a la otra, claramente perdido sobre qué hacer ahora, así que lo salvé.

— Tengo que ir a encontrar a los otros — dije después de un incómodo silencio, entonces me gire y salí rápidamente.

Podía escuchar a ambos hablando en silencio, pero realmente no me importaba lo que ellos estuviesen hablando. Entre a la sala de nuevo, encontrando a Lada y a Lotan parados ahí, mirando a la chica. Lada se giró y cuando ella me vio, se apresuró y me agarró en un abrazo.

— Oh, Kas — susurro. La abracé de vuelta.

— Estoy bien — le aseguré, mirando a Lotan.

Dándole a él un gran sonrisa en un esfuerzo de encubrir la mentira.

Estaba lejos de estar bien.

Él me sonrió de vuelta y asintió. Lada me liberó y me observó de cerca.

— ¿Estas segura? — me preguntó ella, con preocupación.

Asentí. Justo entonces, fuertes pisadas comenzaron a oírse detrás de mí y me moví hacia atrás, tambaleándome para determinar quién, o que, estaba haciendo todo ese ruido. Cuando Caim y Zurita entran y se unen a nosotros, me relaje un poco.

— ¿Qué está pasando? — preguntó Caim una vez que se unió a nosotros.

— Kas y Chax encontraron una chica hellhound perdida — dijo Lada, apuntando a Raven, quien en ese momento estaba sentada en el sofá hablando con Nanini y Max.

Chax estaba en una esquina, brazos cruzados y mirándome. Levante mi barbilla en desafío, solo para recordarle que aún estaba enojada con él. Su mirada nunca flaqueó, sus ojos perforando los míos.

— ¿Qué? — preguntó Zurita, pisoteando dentro de la sala, seguida de cerca por Caim.

Ella fue hasta el sofá, sentándose al lado de Raven, y comenzó a presentarse a sí misma y a Caim. El aire se movió detrás de mí y me giré para encontrar a Vulcan de pie ahí.

— Dijiste que los tenías a todos — lo bombardee.

— Nosotros pensamos lo mismo — respondió, pasándome y entrando en la sala.

Con el ceño fruncido, me apoyé contra una mesa con mis brazos cruzados.

— Salve, pequeña. Soy Vulcan — la saludó.

Raven procedió a darles una breve versión  de lo que le pasó, y cuando terminó todos se la quedaron mirando.