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Publicado por: engel.must
miércoles, 28 de marzo de 2018
Kasadya Hellhound Born
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Capítulo 16 (Parte 2)
Era algo nuevo, ver demonios volando de esa manera. Al
parecer, los ángeles estaban acostumbrados a ello. Su lucha en el cielo era sin
esfuerzo, pero los números no estaban a su favor.
Agarré un par de cuchillos
cortos, que estaban atados en mi espalda baja y los lancé. Envíe un cuchillo a
la vez, atacando a los demonios por encima de mí. Unos pocos cayeron a tierra,
otros se desconcentraron por el hecho de que habían sido acuchillados. Los
ángeles aprovecharon esa oportunidad y tomaron sus cabezas. Me teletransporté a
la velocidad de la luz, tomando la cabeza de los que habían caído a tierra.
Al ver que teletransportarse y cortar cabezas funcionaba de
manera más eficaz, empecé a hacerlo. Derribé demonio tras demonio,
teletransportándome y tomando su cabeza, sorprendiéndolos. Funcionaba. De esta manera mataba demonios más rápido.
― ¡Teletransportense
y corten sus cabezas! ― les grité
a los otros a mí alrededor.
Todos empezamos a hacerlo y pronto estábamos en el otro lado
de la ciudad. Respiré con fuerza; la tensión de los combates estaba empezando a pasar factura. Deteniéndome, miré de nuevo a los cuerpos esparcidos por la
calle detrás de nosotros.
― Bien hecho,
Kasadya ― dijo Chax entre
respiraciones.
Todos estábamos cansados, cubiertos de sangre y vísceras.
― ¿Esos eran
todos? ― preguntó Zurita detrás
de nosotros.
Me di la vuelta, mirando las calles; no se veían moros en la
costa.
― Caídos ― gritó Rafael
por encima de nosotros.
Todos miramos hacia arriba.
― Vamos a la
próxima ciudad ― teletransportándose
en medio del aire.
Teníamos un largo día por delante. Chax nos teletransportó a
la siguiente ciudad después de una charla rápida con Amon.
Aterrizamos en Nueva York, donde algunos otros equipos de Caídos
estaban luchando con un gran número de demonios. Entramos en la tercera guerra
mundial. Caído, ángel y demonio sumergidos en la batalla que nos rodeaba.
Bombas de luz y relámpagos iluminaban el cielo. Carreteras y edificios estaban
cubiertos de tierra. Rugidos y gritos resonaban en la ciudad.
― Muy bien equipo.
Vamos a hacer que cuente ― dijo
Chax, teletransportándose apenas pronunció la última palabra.
Me uní a la batalla, tirando abajo a dos demonios que atacaban
a una mujer Impon. Con dos golpes rápidos, las cabezas rodaron por la calle mientras
buscaba y elegía a mi próximo objetivo.
Me teletransporté donde éste se
encontraba y me sorprendió encontrarlo esperando por mí. Sus espadas viajando a
través del aire. En una segunda maniobra de evasión, traje mis propias espadas
y bloqueé su ataque. Así comenzó nuestro baile con espadas mientras fintábamos,
nos agachábamos y nos atacábamos el uno al otro. Él perdió el equilibrio cuando
me agaché, tomando distancia de uno de sus golpes, y viendo mi oportunidad, me
teletransporté a su espalda. Con un rugido, tomé su cabeza.
Buscando a mi próximo objetivo, vi dos demonios más
teletransportarndose a la batalla.
¿Ellos se están
teletransportando aquí?
Esto me preocupó. Claro, podríamos seguir luchando hasta el
final de los días, pero algo me estaba molestando. Me teletransporté hacia
ellos y rápidamente tomé sus cabezas. Dando la vuelta, mis ojos captaron algo
en la parte superior de un edificio. El príncipe demonio flacuchento estaba de
pie en la parte superior del techo, mirando hacia abajo con una expresión de
satisfacción. Mi alarma interna se disparó.
Algo está mal.
Miré a mí alrededor. Toda la calle era un campo de guerra. Los
humanos corrían por sus vidas. En la tierra, Caídos y demonios inmersos en
la batalla. En el aire, más Caídos junto a los ángeles estaban luchando contra
más demonios.
Algo no estaba bien.
Estudié al príncipe durante unos segundos más y lo descubrí.
Me teletransporté, dejando a mi equipo atrás y aterricé en el campo de batalla
que recordaba de mis visiones. Y seguro como el infierno, había tres reliquias
puestas en la pared. La cuarta estaba empezando a aparecer en la esquina
superior derecha. Mi mente empezó a funcionar rápidamente.
¡Era una distracción!
¡Nos estaban distrayendo en las ciudades!
Me teletransporté de vuelta a Nueva York, buscando
frenéticamente a Chax. Teletransportándome, y cortando cabezas al mismo tiempo
mientras lo buscaba. No lo pude encontrar en todo el caos.
Alcancé mi collar y
cerré los ojos.
― ¡Es una
distracción, la pared está casi abierta! ― dije lo más fuerte que pude.
Al abrir los ojos vi la reacción de los Caídos. Mi mensaje
había sido oído por todo el mundo. Miraron a su alrededor, sin saber qué hacer.
Teníamos un gran dilema. Salir de las ciudades dejando a los seres humanos sin
protección y detener el Apocalipsis, o quedarse aquí y perder la batalla de
todas maneras.
― ¡A los
campos de batalla! ― gritaban
Chax, Vulcan, Thonyn y un montón de otros jefes de equipo, al mismo tiempo.
Pude ver la desesperación en los rostros de los Caídos, como
las palabras rasgaron sus corazones en dos. Una gran cantidad de vidas humanas
se perderían; no seríamos capaces de salvarlos a todos. Los Caídos comenzaron a
teletransportarse uno por uno.
― Vayan, Caídos,
los ángeles tratarán de proteger las ciudades ― se escuchó la voz de Miguel, pero al contrario de Corra, no
sonaba a través de nuestros collares. Este mensaje fue entregado a través de
nuestras mentes.
De acuerdo, por lo que los ángeles tendrían las ciudades,
entonces estaría en manos de los Caídos proteger a todo el mundo.
Me moví hacia
el campo de batalla. Los Caídos todavía estaban teletransportándose y Chax y
los demás comenzaron a gritar órdenes. Necesitaba encontrar a Ben y a Nina. Mis
ojos se posaron en Ben a unas yardas de distancia. Me teletransporté hacia él y
lo agarré del brazo.
― ¿Lograste
hacerlo? ― le pregunté mientras
miraba su expresión sorprendida.
― Si por
supuesto. Están en mi mesa en el laboratorio. Las encontrarás fácilmente ― me aseguró.
Le solté el brazo y asentí. Me teletransporté al laboratorio y
miré a mi alrededor, en busca de mis propias armas. Allí, sobre la mesa en una
especie de contenedor, había dos enormes esferas que se parecían mucho a las más
pequeñas. Me acerqué y abrí el contenedor. Al alcanzar la primera, cerré mi
mano alrededor de ella. O más bien, traté de cerrarla. Era más grande que mi
mano de revelada.
Bueno, eso
significa que iban a hacer el trabajo. Sostuve la primera de ellas en la mano,
tratando de pensar en un lugar donde ponerlas.
¡Mierda!
Miré nuevamente el recipiente y coloqué la bomba de nuevo
en su lugar. Serían más fáciles de llevar si están dentro del contenedor. Ahora
sólo necesitaba un lugar donde ponerlo. Agarrándolo, busqué alrededor tratando
de encontrar un lugar seguro.
¡Mierda! ¡Mierda!
¡Mierda!
Mi cuerpo estaba al descubierto. Me teletransporté a mi
habitación y abrí de golpe mi armario. Tirando cosas alrededor, buscando algo.
Allí, en la parte posterior del armario, encontré una bolsa con una correa. La
agarré y la miré. La correa tenía la longitud suficiente para ir alrededor de
la cintura. Pero todavía necesitaba asegurar las esferas para que nadie las
viera y mantenerlas lejos de posibles golpes. Mi chaqueta de cuero me llamó la
atención. ¡Claro que sí! Eso podría funcionar. Me puse de pie y até la bolsa
alrededor de mi cintura, asegurándome de que el contenedor con las esferas
estuviese en mi espalda baja. Entonces, agarrando mi chaqueta, la arrojé sobre
mí misma. De esta manera nadie podía ver que tenía algo atado a mí. Con una
respiración profunda, me teletransporté de nuevo al campo de batalla, donde los
otros habían empezado a ponerse en formación. Chax y algunos de los otros
Custos estaban gritando órdenes, asegurándose de que todo el mundo estuviese
listo y en su lugar.
Me di cuenta que Ben y Abby estaban corriendo a darle algo
a los Caídos. Caminé hacia ellos, lo ojos de Abby eran enormes, con miedo
mientras me miraba.
― Kas... aquí
tenemos algunas esferas para ti ―
me dio una correa de color negro con la versión pequeña dentro de unas bolsas
del mismo tamaño.
Mi mano frotó la textura de las bolsas y sonreí. Raven había
encontrado una manera de proteger a las esferas y a nosotros.
No eran bolsas; eran pequeños contenedores de metal
manteniendo así las esferas a salvo y seguras.
En la parte superior de cada
uno había una tapa que tenías que darle la vuelta para abrirla, y con eso, las
esferas se salían del contenedor para quedar en tu mano.
Buena chica.
Le di
las gracias y busqué en la multitud otra vez. Encontré a Nina hablando con otra
Caída y me teletransporté hacia ella.
― Nina ― le dije, aterrizando detrás de
ella.
Se dio la vuelta y me miró.
― Estoy lista
Kas, en el momento que sea necesario, simplemente grita mi nombre lo más fuerte
posible ― respondió ella, con
tristeza en sus ojos.
― Gracias,
Nina ― dije, abrazándola.
Ella me devolvió el abrazo y por un momento el mundo se alejó de nosotras.
― No, gracias
a ti, Kas. Me aseguraré de que tu nombre sea pronunciado con honor y respeto ― di un paso atrás, alejándome de
ella y parpadeando rápidamente para evitar que las lágrimas cayeran.
― Vale Nina ― la saludé y me teletransporté junto
a mi grupo de hellhounds.
Chax estaba allí hablando con Zurita y Max.
― Kasadya,
¿dónde has estado? ― preguntó, no
se veía demasiado contento conmigo.
― Sólo tenía
que hacer algunas paradas para conseguir mi chaqueta y esas cosas ― le mentí.
Su ceño fruncido no se fue, pero asintió. ― ¿Estás lista? ― me preguntó en su lugar.
Asentí con la cabeza, tragando el nudo en la garganta. Se
acercó a mí y envolvió sus brazos alrededor de mí. Llevó sus labios a los míos
y me besó. Le devolví el beso con todo el amor que sentía por él, pero también
con un adiós y un lo siento silencioso.
Separándose, apoyó su frente contra la
mía.
― Mantente
viva ― me ordenó.
Sonreí por eso. Siempre tan mandón.
― Te amo, y tú
también mantente vivo ― con un
beso final, él me soltó y empezó a caminar hacia los otros.
Mi corazón latía con fuerza contra las costillas al verlo
alejarse. ¿Sería esta la última vez que lo vería? Me teletransporté frente a él
y lo agarré.
― Te amo ― suspiré y lo besé.
Sorprendido por mi
declaración, no respondió al principio, pero de pronto nuestro beso estaba
lleno de pasión y amor.
Liberándolo, di un paso atrás.
― Más allá de esta vida y la otra ― dijo Chax, como su propia declaración.
Una lágrima se deslizó por mi
mejilla y rápidamente la limpié.
― Cuídate ― dije.
Él asintió con la cabeza y
con eso, le devolví el gesto y me teletransporté de vuelta con mis hellhounds.
Estaban todos mirándome.
― ¿Están listos para patearles el trasero a esos demonios? ― les pregunté.
Rompieron en risas, pero
asintieron con la cabeza. Me volví hacia la pared, donde la cuarta reliquia
estaba a punto de romperse.
Fin del Capítulo 16
Últimamente estos capítulos me parecen extremadamente cortos, jajajajajaja Saludos y muchas gracias por todo lo que haces... te llevo en mi corazón jajajajaj
ResponderBorrarhooooooooo....... que nervios.... me muero de la emoción ... esperare con ansias el siguiente capitulo, muchas gracias por todo...!!!! animo me ha encantado el libro gracias a ti...!!!!
ResponderBorrarYa casi casi ='( gracias!!!!
ResponderBorrarGracias por la traducción.
ResponderBorrarEstos capítulos me parecen aburridos esperaba mas sangre y muerte, pero se que el siguiente capitulo es el decisivo puesto que todo cambiara.
Gracias! a mi tambien se me hacen mas cortos
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